domingo, 22 de mayo de 2016

Marfa, Texas

Por una carretera
que no se ve
Coral Bracho, (2015: pág. 14)

Marfa, Texas (Era/ UNAM, 2015) es un poemario de Coral Bracho (Ciudad de México, 1951) que trata lo social desde lo individual. Hoy, 22 de mayo, cumple 65 años. Sus poemas, breves y tajantes, cumplen con el desquite de una naturaleza norteada.
            Varias lecturas sobre Marfa, Texas circulan en la red. Por orden de aparición: Eduardo Zambrano, en Levadura, comenta la reciente obra de Bracho: «Referirme a estos poemas como estampas no es suficiente. Sí, ahí está la naturaleza, los árboles, los pájaros, la yerba, pero igual se escucha la respiración en las palabras, hay un estado de ánimo, una experiencia sensorial que da vida al texto en medio del silencio»; para Ricardo Muñoz, en Siempre!, «la naturaleza también es cotidiana»; en la Jornada de la UNAM, Hermann Bellinghausen compara la poesía de Bracho con otras referencias culturales que se instalan en este pequeño espacio del sur de EE.UU. (o del norte de México). Por su parte, Gerardo Lino publica una completísima reseña al respecto en Revista Crítica. Entre los comentarios y análisis, destaca su conclusión: «hay una subterránea –o aérea– comunicación del sentido poético de la realidad […] su mirada no le ha permitido omitir ese aspecto por el que esta realidad parece disfrutable porque se nutre del aplastamiento del mundo ajeno». Recientemente, Jorge Ortega publicó en Confabulario su reseña «Aridez y cornucopia».
            Marfa, Texas se compone de dos poemas («Como diamantes» y «Enebro ante la ventana»), a modo de proemio que apunta la perspectiva de Bracho al observar y reflexionar desde la poesía. Seguidamente, seis partes numeradas en romano pasean por lo ajeno de nosotros mismos, de la violencia de los seres vivos entre Estados Unidos de América y México.
            En primer lugar, ocho poemas sitúan a la voz poética, como un personaje de los cuadros de Hopper, frente a la fauna y la flora que no acaba de pegar con los colores y las formas. Se narra una historia común en una Comala tangible.
            La segunda parte presenta algunos símbolos comunes en la poesía mexicana contemporánea. Con Vicente Quirarte, por ejemplo, comparte la figura del samurái que lucha contra la sociedad desde la descripción instantánea; así como la de los perros que callejean en la constelación nocturna. Los animales habitan la «zoociudad» y evolucionan, pongamos por caso, del «pavo real» (9) al «pavo salvaje» (23). Mediante sus múltiples ojos nos muestra accidentes simultáneos.
            A continuación, las miras de Bracho hacen de lupa y focalizan desde la rama que empieza a brotar del tronco, «En la raíz de su centro» (33), hasta la mariquita que recorre la hoja, «Saltaba sobre el pasto un insecto» (38). Tales detalles aluden al tiempo que requiere la creación y el crecimiento natural y poético.
            Ahora bien, la poda es constante. Así lo percibimos mediante el lenguaje descriptivamente sencillo de las estrofas que son poemas de no más de diez versos. Sus textos resultan piezas y enigmas percibidos por quien se sienta en un banco de la calle a conjeturar las banalidades que nos identifican. Veamos «Pizzería»:

Casi todos
los que trabajan
en los plantíos de jitomate
son mexicanos;
y casi todos prefieren
la pizza blanca (44).

¿A qué sabe la pizza blanca? ¿Al centro de la bandera tricolor? ¿A la raza pura? ¿A la página vacía? ¿Al silencio? ¿A rendirse?
            Bracho no lo hace. El «V» presta atención al oído que recibe, a la vez, una melodía de «Schubert» (cfr. 51) y «los élitros de un insecto» (59), o «las sirenas de los carros» (59) y el cantar de un pájaro (cfr. 62). «Sobre la imagen de un dios» es el texto más comprometido. Explícitamente alude al absurdo (in)humano y a «los vidrios que hay que romper» (57).




            Finalmente, es la propia naturaleza la que vertebra el discurso: «un coral negro en las aguas translúcidas del cielo» (65). Los paréntesis acotan su pensamiento a la vez que poetiza lo físico de la serie (Ciprés de Monterrey IV), «Ahora calla y espera» (cfr. 72) «Y deja que hablen los grillos» (72). Se desdobla entre lo que es y lo que siente.
            Coral Bracho muestra en Marfa, Texas una nueva forma de crítica social.

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