domingo, 9 de octubre de 2016

José Vicente Anaya, Híkuri

/ ¿qué
es la Belleza? /
José Vicente Anaya (pág. 57)

José Vicente Anaya (1947) integra el Archivo Negro de la Poesía Mexicana (Malpaís, 2015) con Híkuri (1978): una colocación deslocada de la poesía que hay más allá.

            Alejandro Palma y Gustavio Osorio de Ita (Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea - BUAP) prologan la obra infrarrealista atendiendo al contexto contracultural de los años sesenta y setenta, a las referencias literarias, a la filosofía subyacente, a las distintas ediciones, al libro de culto, a la poesía etnográfica (que no etnopoesía), al viaje y al doppelgänger de Híkuri como corriente que más recientemente se desarrolla y fija en la poesía mexicana contemporánea.

Híkuri es un poema maldito por la temática: la visión poética a partir del uso de un agente psicotrópico; por la forma: una alteración de la escritura a partir de una manifestación oral de la voz poética; por la situación de enunciación: un sujeto arrinconado en las lindes de aquello que la máquina social del capitalismo ha querido olvidar. Esto es lo que ha convertido a Híkuri en un poema de culto entre la sociedad contemporánea que gusta de vivir momentos de desahogo ante su imposible realidad (26).

Los recursos tipográficos y expresivos a los que aluden Palma y Osorio muestran el particular oficio poético de Anaya: «su labor es la continuación del todo que es la Poesía» (39). El mérito de los críticos, en este caso, es dar una visión distinta a la habitual relación intertextual con Viaje al país de los tarahumaras (1945) de Antonin Artaud. Antes de comentar muy brevemente algunos pasajes del poemario, cabe destacar que Híkuri se escribió en 1978 (quizá, de ese modo, impersonal) pero no empezó a publicarse y a editarse hasta 1987 «casi por casualidad», como afirma su autor.
            Para entender al poeta chihuahuense es fundamental la entrevista que Iván Cruz (editor de Malpaís) le realizó hace casi diez años, tal como comenta en «Una estampa de perfil para José Vicente Anaya». El infrarrealismo no solo estuvo representado por Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro. En Círculo de Poesía, Gilberto Lastra Guerrero firma un exhaustivo ensayo al respecto: «Híkuri: la raíz tiempo Los días del pasado remotamente presente». Por su parte, Roberto Ponce publica en Proceso una reciente revisión de la presencia periférica de los versos malditos de Anaya. Fernando Salazar Torres acaba de escribir «Híkuri, conversión cósmico o meditación del cráneo roto» en  Marcapiel.
            ¿Qué significa híkuri? Es un concepto religioso de los wixarica (huicholes) que alude a la conversión espiritual entre lo terrenal y lo divino. En español es conocido como peyote por la palabra náhuatl peyotl. Se asocia al famoso hongo alucinógeno del desierto de San Luis Potosí. La obra de Anaya que comentamos es producto de dicho ritual: «Híkuri surge como una apuesta hacia otras maneras de acceder al conocimiento, en este caso a partir de la ingesta de la cabeza de un cactus» (21).
            La obra que reedita Malpaís se acerca a distintos lenguajes, visuales y prehispánicos:

Rayena norawa bukérema /
Iwigátima chavochi mukuwáame orama /
Híkuri ku´wima ----------- Híkuri norawa /
                                                              [Arajuco----------Arajuco (63)

Anaya plantea una serie de reflexiones que podríamos asociar a las artes poéticas, dentro obviamente de la metáfora alterna pero constante que sigue un poema sobre el inconsciente de las personas que habitan a una sociedad individual y en movimiento:

                                                 o             i               i
los triángulos                       s  n          s  n          f  n
(86)

Brevísimas sentencias (como el leitmotiv «¿Qué ves/ en el lugar que pisa tu cabeza?...») dividen grupos estróficos que evolucionan hasta la confesión alterna del autor-personaje de la obra:

/ soy nómada /
no construyo polvo asfixiante
pirámides o rascacielos


MEDITACIÓN DEL CRÁNEO ROTO

lo que escribo en el aire
vale más / por eso escribo aquí /
y aún me deshago de esta poética
en trizas de holocausto
que a nadie pertenece /
yo me daré un premio literario
por lo que nunca escribo ¡palabras!


¡cinismo carcajeante!

las ciencias tienen razón
¿de qué me sirve? -------

la otra mitad que soy no existe

la otra mitad que existe no soy
Pág. 71


me largo en el próximo tren desconocido
¿y... de nuevo? (115-116)

La desolación de la esperanza, el tono catastrofista de Anaya y la idea de escribir en el cielo conectan con los proyectos poético-escriturales que llevó a cabo Raúl Zurita, por ejemplo, en el cielo de Nueva York el 2 de junio de 1982. En Anaya, sin embargo, hay más desolación que esperanza. En mi opinión, prima la idea del eterno retorno. 

            Híkuri está presente en cada recital de José Vicente Anaya. Es una obra distinta y no tan distante. Malpaís, Palma y Osorio ofrecen una nueva mirada crítica. En enero de 2017, Iván Cruz Osorio (editor de Malpaís) publicó una «estampa de perfil en su 70 aniversario» en la revista Primera página.


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