domingo, 6 de diciembre de 2015

Fuego azul

Sonidos de látigo y latido
Leticia Luna («En los labios de la luna»)

Fuego azul. Poemas 1999-2014 (Índole, 2014) recoge tres lustros de poesía de Leticia Luna (Ciudad de México, 1965), quien, de forma breve, concisa y lunar (en tanto lunares que conforman una constelación terrestre) ilumina las sensaciones más difíciles y en peligro de extinción.

            Leticia Luna destacó en la compilación que llevó a cabo para Trilogía Poética de las Mujeres en Hispanoamérica (pícaras, místicas y rebeldes) (2004). Su poesía es melódica en su aullido insólito. El significante y el significado de las palabras acercan una imagen nostálgica del ser humano. Desde el erotismo social a la crítica íntima, el oxímoron ilustra el núcleo de una llama que aún tiene mucho que quemar.
            La poeta dice en «Desde el oasis» que su sexo es un río nocturno, una muerte sin fin «y su vulva en una orquídea/ en almíbar» (18). Como si los poemas «Perla y jade» y «Jade y perla» (24 y 25) se reflejaran en un espejo, los versos se solapan entre hombres y mujeres, seres de un palíndromo de profunda raíz. La tierra suministra el líquido que alimenta un fuego naturalmente fatuo. Lo momentáneo nos hace eternos. Es por eso que al leer Fuego azul comprendemos: «La vida es una fila larga de tequilas dobles/ y una canción ranchera bajo el brazo» (34). Lo urbano sitúa las dudas que solo la noche es capaz de plantearnos: una rueda de la fortuna donde cada par de versos termina en el origen de «Hora lunar (39)», en la letra A.
            La tradición poética es renovada. El poema «La luna es un grafiti sobre la ciudad» platica con Neruda desde el presente «Sucede que me canso/ de aullar los deseos» (42). La forma de «Fuegos artificiales» es en sí un destello del caligrama de José Juan Tabalda:

                                   Esbelta
                           rabiosa y solitaria
                        la Poesía es una orquídea
                               que en el cenit
                                      es-
                                      ta-
                                      lla
(69 [la numeración es casual])

            La vulva (como veíamos anteriormente) y la poesía (según este último texto) encierran y reciben la misma pasión.
            Leo el poema «Habitación de la palabra» volando desde Guadalajara a la capital «Cuando un avión cruza el cielo de México/ y traza un vestigio de luz con su lápiz fugaz» (109). Quien siente tal calor agradece que tenga un poema. A sí (a él, a ti o a mí) se refiere «Meditación bajo la lluvia»: «A ti» (114). Los paréntesis de «Caudal sonoro», dedicados a Enriqueta Ochoa sobre una esfera negra, son música: «(que sin llamarla llaga/ que sin besarla llega)» (115). Finalmente, Jorge Boccanera define Fuego azul de este modo: «se ramifica en gestos de vida y muerte; una bifurcación que asume lenguajes que van del lirismo a la jerga urbana en un discurso enriquecido por juegos tipográficos e imágenes restallantes» (121).

            En definitiva, Leticia Luna es una poeta que recupera las voces de las mujeres nocturnas, ardientes y viajeras que, desde la tierra, atienden a un horizonte oscuro y redondo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario